Mundos íntimos. De chico fui obsesivo: si me gustaba un juego o una peli vivía para eso. Ahora, igual... pero le descubrí el lado creativo.

Mundos íntimos. De chico fui obsesivo: si me gustaba un juego o una peli vivía para eso. Ahora, igual... pero le descubrí el lado creativo.

Saberlo todo. Primero fue la piñata (qué tiene dentro, cómo se rompe). Luego quiso hacerse chiquito, como en un filme. El autor se reconoce como de “mente pulpo”: atrapa algo y no lo deja.