Mundos íntimos. Una amiga y mi abuela murieron hace poco. No están, pero siguen presentes: es como vivir entre fantasmas.

Mundos íntimos. Una amiga y mi abuela murieron hace poco. No están, pero siguen presentes: es como vivir entre fantasmas.
Paradoja. Los afectos profundos siguen con nosotros. Cuando alguien fallece, aún imaginamos su risa, extrañamos su palabra, sus gestos. De ese diálogo extraño con la ausencia habla esta nota.