Mundos íntimos. Saber que mi hijo tenía autismo fue devastador. Luego, gracias al disfrute compartido, logramos una vida plena

Mundos íntimos. Saber que mi hijo tenía autismo fue devastador. Luego, gracias al disfrute compartido, logramos una vida plena
Témpera. Un día, agotada por las noches sin dormir, se tropezó y manchó con témpera el piso y la pared. El chico, a carcajadas, se entusiasmó y tocó la pintura, algo a lo que le rehuía. Ahí se modificó la historia.